SERVIDUMBRE MODERNA Y CATEGORÍAS DEL ARTE
El presente ensayo es basado en un polémico
documental llamado “SERVIDUMBRE MODERNA” donde se exponen a manera de crítica
temas comunes como el sistema totalitario en el que actualmente vivimos, con el
objetivo de que la sociedad recapacite sobre la manera en que se nos mantiene a
“pan y circo”. A su vez muestra como mediante
el arte en sus diferentes “CATEGORIAS ESTÉTICAS” es posible despertar,
expresarnos y salir del sistema.
Se habla y presume de liberación,
pero en realidad se ha suplantado las cadenas por automóviles, celulares, etc;
mercancía que esclavizan, a las que nos hemos atado y actualmente dependemos en
gran medida de estas, es decir, “las cosas que poseemos terminan por poseernos”
y la lista de estos productos cada día aumenta en gran medida.
A diferencia de la esclavitud
antigua, en la modernidad la servidumbre es voluntaria, es el propio esclavo
quien elige su prisión, a sus amos, como ejemplo se pueden citar diferentes
religiones, grupos políticos, tribus urbanas, trabajos (cuya definición viene
del latín “tripalium” haciendo referencia a un instrumento de tortura), etc. donde
muchas veces el esclavo se convierte en una especie de robot automatizado,
destinado a cierto fin, en ocasiones desconocido, debido esto a que por dicha
automatización elimina su capacidad de reflexión y obedece sin sentido
despojado de su conciencia, de su capacidad de comprender el ¿por qué? o ¿para qué?
y deja de proponer, de pensar, cayendo cada vez más dentro de esta “danza
macabra del sistema” e incluso arquitectos por comodidad o miedo se limitan a
la repetitividad y proyecta para otros lo que personalmente desea,
convirtiéndose solo e espectadores de la vida, dejándola pasar, confundiendo la
visión con la ilusión.
“El miedo ha hecho de nosotros unos
eslavos y nos mantiene en esa condición” es decir, hemos aceptado por temor,
rebelarnos, lo que se nos impone recibiendo humillaciones, nos encontramos
frente a una sociedad totalmente esclavizada “bajo un gobierno que aprisiona injustamente”
Henry David.
Creo que es tiempo de abrir los
ojos y buscar un cambio, revelando la verdad, ya que solo la verdad es
revolucionaria, considerando que nuestros actos y decisiones afectan al resto
de la sociedad.
Injusto es también como la servidumbre, con su
sistema totalitario mercantil, ha impactado sobre el medio ambiente;
apropiándose y segmentando la tierra en búsqueda de placer y de satisfacer
necesidades creadas, el arquitecto y la sociedad ha transformado ecosistemas naturales
en celas decoradas sin importarle, aparentemente, que dichas acciones afecten
al resto de la sociedad y al medio en general. Prueba de esto es la tala
inmoderada afectando a los habitantes de la zona, y destruyendo el habitad de
cientos de especies, las que tienen que emigrar y en el peor de los casos hasta
se causa su extinción.
Otro efecto de esto son las
“invasiones” construyendo en zonas como orillas de ríos, en playas, sobre
cerros, desafiando a la naturales, tratando arquitectos e ingenieros, probar su
capacidad, demostrando la naturaleza una y otra vez que es ella quien tiene
mayor poder, recuperando sus espacios mediante los llamados “fenómenos
naturales” causando al hombre desgracia y tragedia.
Por esto, es de suma importancia
crear conciencia y cuestionar si verdaderamente vale la pena sacrificar un
ecosistema, sea cual sea su dimensión y/o biodiversidad, por ambición humana de
poder y pertenencia (ya que realmente no nos pertenece). Es claro que
necesitamos donde habitar y desarrollarnos como seres sociales, o por lo menos
esto nos ha hecho creer el mismo sistema. Para satisfacer dichas “necesidades” de
vivienda, recreación, etc. es importante también realizar profundos estudios
sobre el suelo, vientos, precipitaciones, así como de materiales y métodos constructivos,
entre otros aspectos que influyen sobre un determinado proyecto con el fin de
impactar en menor grado posible al medio y a su vez reducir riesgos de “desastres
naturales”.
Hemos sido testigos de cómo el
hombre, desde la antigüedad, por naturaleza ha categorizado desde las tierras
hasta a los mismos seres humanos por razas, colores, tamaños, preferencias, posición
social (amos y esclavos, por ejemplo), así como a la estética.
Actualmente podemos mencionar a 6 categorías
estéticas; belleza, fealdad, sublime, trágico, cómico y grotesco.
La primer categoría estética y tal
vez la única considerada comúnmente como tal, es la “belleza” y, a lo largo de
la historia se le ha dado diferentes definiciones, dependiendo de la época o
periodo, dentro de estas se encuentran diferente filósofos, de los que cito a;
PLATON; “difícil cosa es lo bello”, afirmando que la
belleza es una idea eterna, perfecta e inmutable.
PLOTINO; “es el resplandor de una
luz inteligible de las cosas sensibles”
SANTO TOMÁS; “lo que place a la visa”.
Dichas definiciones muestran la
variedad de ideas que surgen sobre el tema, algunas más subjetivas que otras.
Coincidiendo en que el orden, proporción y armonía son rasgos esenciales de
belleza… pero ¿Por qué se considera bello únicamente a lo que cumple con estas
características?, ¿Por qué no variar con estas definiciones?, tal como sucede
durante en el romanticismo, donde esta categoría “belleza” se representa en lo
extraño, misterioso, en la emoción y el entusiasmo.
Immanuel Kant es otro autor que
cuestiona el interés estético y la belleza en particular, relacionándola también
con la emoción y el entusiasmo, ya que según declara, cuando se quiere
determinar si algo es bello, basta con la contemplación que le damos y la satisfacción
que nos causa tal contemplación.
Personalmente comparto mayor simpatía
con esta última definición, ya que considero; la belleza es subjetiva
provocando en cada espectador sensaciones y emociones diferentes, siendo esto
“las sensaciones que provoca” lo bello en determinada cosa… aunque en ocasiones
la percepciones influenciada por diversos factores tanto internos como
externos. Dentro de los internos se pueden mencionar aspectos psicológicos
mientras que en los externos se observan cánones: vanguardias, tendencias, etc.
Las que conforme pasa el tiempo, estas y la percepción de la belleza cambian.
Pero… ¿y la fealdad? ¿Qué se considera feo? ¿Existen en realidad estas
categorías estéticas?
Se dice que en la Grecia antigua se
relacionaba a lo bello con lo “bueno” y
a lo feo con lo “malo”, aunque, considero, que lamentablemente esto no ha
cambiado, en diversas ocasiones asociamos aun estos aspectos además con la luz
y la oscuridad, respectivamente. Así como este ultimo (la fealdad) con el
pecado, la enfermedad y la muerte. Su clasificación depende, creo, de las
circunstancias, ya que si se encuentra bajo una enfermedad terminal o muy
dolorosa seria, para algunas personas, la muerte bella o menos fea. Dando lugar
a la siguiente frase: “la búsqueda de la belleza anula a la fealdad”. Esto se
demuestra también en el arte de Velazquez, Rembrant y Rivera, quienes con un
peculiar estilo plasman en sus obras temas considerados socialmente feos; cuya
belleza es relativamente limitada y su límite es la fealdad.
A pesar
de la lucha de estos artistas por lograr que temas terrenales percibidos como
feos tengan lugar en el arte y una aceptación social aun en nuestros tiempos se
tiene cierta repugnancia y/o desprecio hacia esto.
En el campo de la arquitectura y
urbanismo, los espacios en miseria o desproporcionados así como lo deforme, por ejemplo, son
considerados feos. Colaborando el arquitecto con esta percepción en sus diseños,
siendo tarea de la misma sociedad, claro, cambiarlo. Pero además del arquitecto,
ya que tienen gran influencia sobre la sociedad, siendo una manera de educar y
romper con estos paradigmas.
Sintiendo admiración, por otro
lado, hacia lo sublime. Otra categoría estética, definida como lo que satisface
desinteresadamente. Se vincula con grandes cosas, ya sean naturales o artificiales,
al poder y lo grandioso.
Logrando en el observador asombro, respeto e incluso
hasta miedo. Entonces, si lo feo provoca miedo y al igual lo sublime… ¿es lo
feo sublime?
El filósofo Burke asocia de cierta
manera, ambas definiciones, al describir los objetos sublimes como oscuros y
que estos producen placer relativo o dolor moderado, mientras que lo bello es
ligero, claro y delicado, provocando agrado y placer.
Otros filósofos involucrados con
esta categoría son Longino y Kant. Coincidiendo su definición de sublime en que,
al igual que lo bello, es algo que satisface desinteresadamente. Pero a
diferencia de lo bello, lo sublime representa grandes cosas, ocasionando
diferentes emociones como asombro, respeto e incluso miedo, coincidiendo en esto con
la definición de Burke.
Otra categoría relacionada con lo
feo es lo trágico, ya que estas se atribuyen a la vida real, a lo cotidiano
como acontecimientos sangrientos, terribles, la enfermedad y la muerte, pero
esta de manera natural. A diferencia de la fealdad, la tragedia provoca compasión,
ira, horror e indignación. Se caracteriza además por ser situaciones sin
salida, desdichadas y aparentemente cerradas.
Por otro lado, a lo largo de la
vida se experimenta también lo cómico, manifestado a través de lo chusco,
chistoso, festivo o burlesco; produciendo risa, siendo la risa, una expresión placentera
tan poderosa, considerada incluso por romanos, un “don de Dios”, hasta una “fuerza
destructora” por el cristianismo.
Lo cómico nace inesperadamente sin
tener el objetivo de serlo, por lo que
el arte no se puede considerar feo. Se da de la contradicción, es cómico
cuando son incompatibles los fines y los medios, es decir, lo que se espera es
presentado noble siendo vulgar, lo rico-pobre, lo profundo-superficial, por
ejemplo. De esto surgen tres variantes;
1) Humor; lo
que consta de una crítica comprensiva y compasiva.
2) Sátira; presenta desvalorización.
3) Ironía;
revela la inconsistencia de un objeto, es una crítica disimulada que hay que
leer entre líneas.
Considero que es esta categoría una
de las que mayor satisfacción produce, ya que hay frases, chistes o momentos
que causan esta emisión expresada en risa y ocasiones llanto que incluso después
de días o hasta largos periodos de tiempo, al recordarlas causan la misma sensación
sin perder su esencia.
Por último aparece lo grotesco, a
finales del siglo XV en formas vegetales, animales y humanas siendo
consideradas en aquella época “monstruosas”. Esta categoría presenta transformación de lo real,
mostrando diferentes características como fantasioso, irreal y extraño. Pudiéndose
considerar una burla o desvalorización a
lo real y racional, debido a las conjugaciones de las formas, siendo difíciles de
interpretar, en ocasiones provoca risa o hasta angustia ya que son obras pesadas visual
y representativamente.
Lo grotesco se aprecia además de la
pintura de Bosco, Goya y Dalí, en arquitectura como el gótico, la literatura, la música, teatro, y el arte en
todas sus presentaciones.
El hombre, en busca de evolución ha
logrado grandes avances tecnológicos y con esto económicos, recursos que
posteriormente son empleados en construcciones, misma tecnología, y en
satisfacer otras “necesidades”, el problema es que gracias a esto carece de
cosas con mayor valor humanista, como el valor de emplear correctamente estos
avances para lograr así que la sociedad realmente progrese en todos los
sentidos.
Es importante detenernos un segundo
y observar en que estamos fallando, apoyarnos en el arte en una buena manera de
educarnos, tanto para comparar épocas e identificar aspectos que no creemos
conveniente repetir así como para reconocer y admirar aquello positivo que nos
podrá ayudar a salir de este sistema totalitario.
La variedad es importante, tal como se muestra
en las diferentes categorías estéticas, capaces de proporcionarnos diferentes emociones,
ya sean de placer o temor, lo satisfactorio de estas es precisamente esa
diversidad de sensaciones y la opción de elegir la que verdaderamente nos plazca;
belleza, fealdad, sublime, tragedia, cómico o grotesco. Tal como sucede en la
vida cotidiana.
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